Un viejito, se encontraba sentado en la parada del ómnibus.
Inquietante miraba a su alrededor como buscando a alguien o algo.
No muy lejos de él se encontraba un joven, decide acercársele para
iniciar una conversación.
Lo saluda pero
no le responde, avergonzado regresa al asiento, lo mira y se da cuenta que el
joven escuchaba música con sus auriculares.
Ahora observa a los dos muchachas que hablaban entre ellas, se
reían ruidosamente.
También pensó
en acercarse a las chicas pero al final quedó en su lugar, quizás quedaría mal
interrumpir su tan divertida conversación.
Finalmente ve a un hombre aparentemente de unos cuarenta años,
estaba solo, apoyando su cuerpo al poste de luz cercano a la parada del
ómnibus.
El anciano un
tanto contento se coloca junto a él.
Hacía tanto tiempo que quería conversar con alguien, sentía que
tenía mucho que decir, que transmitir ya que vivía solo y rara vez podía
compartir aunque sea una charla con alguien.
Sin embargo
cuando le estuvo apunto de darle los buenos días el celular del hombre sonó.
Cabizbajo retorna al asiento.
Dos ómnibus pasan y todos en la parada desaparecen, excepto el
viejito que se quedó esperando a alguien con el cual poder hablar.
Camila Giménez
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