jueves, 13 de septiembre de 2012

Cárceles sobrepobladas


La población carcelaria subió un 600% desde 1963 hasta el 2011 en Uruguay.
Según Álvaro Garcé, comisionado penitenciario,"¿Qué ocurrió en materia de seguridad? Teníamos indicadores que hasta 1970 o 1980 eran comparables con los países más avanzados de Europa Occidental. Hoy hemos aterrizado bruscamente en los mismos índices de la región y, en algunos casos, estamos peor”, "Hoy tenemos, según el último censo más de tres millones de habitantes. Y hay 9.300 personas encarceladas. Es decir, ante un crecimiento vegetativo de la población que no supera entre el 15% y el 20% tenemos un 600% más de personas privadas de libertad. Es decir, más delitos que, por lo general, tienden a ser más violentos", gráfico Garcé.
Del 22 al 27 de marzo del 2009 un enviado especial de la ONU Manfred Nowak llegó a Uruguay para hacer un reporte sobre la situación carcelaria del país “Las condiciones de detención en las cárceles han ido constantemente empeorando durante los últimos años. Esta preocupación ha sido expresada reiteradamente por el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, e incluso ha sido reconocida por el Gobierno en 2005, cuando declaró un estado de emergencia humanitaria debido a la situación de las cárceles. Existe una necesidad urgente de tomar medidas contra dichas violaciones de derechos humanos a gran escala.”, “En algunos módulos de ComCar, donde el número de reclusos es cinco veces superior a su capacidad, los detenidos son alojados en condiciones deplorables, en celdas sobre pobladas que no tienen las instalaciones sanitarias adecuadas ni lugares para dormir. Asimismo, la situación de violencia ínter-carcelaria es alarmante, ya que durante 2009, tres personas han muerto dentro del establecimiento”.
Comparando las cárceles de países como Chile, Estados Unidos y Noruega veremos las diferencias que estas tienen.
Según el informe de ONU, Chile es el segundo país de la región con más población carcelaria por habitantes después de Estados Unidos y el hacinamiento en algunos centros penitenciarios alcanza el 300 por ciento.
Chile tiene una estadística de doscientos presos por cada mil habitantes. No es de sorprenderse tampoco que las condiciones en la prisión sean deplorables, ocurre en tantos países de Latinoamérica donde los reclusos deben compartir minúsculos espacios para hacer sus necesidades básicas y hasta compartir las piezas para dormir con número en personas superior a las que fueron creadas para mantener e incluso muchos duermen los baños o pasillos por no tener espacio.
— Las cárceles chilenas, con 53.000 reclusos, sufren de una sobre población de 70%, en una situación que "no resiste más" y es una "vergüenza" para Chile; afirmó el presidente Sebastián Piñera, tras la muerte de 83 presos por el incendio en un penal de Santiago el día 10 de diciembre del 2010.
El ministro de Justicia, Felipe Bulnes, reconoció que los presos chilenos padecen una “situación infrahumana” en las cárceles de su país. Endosó al hacinamiento carcelario la razón del fallecimiento de 81 reclusos de la cárcel santiaguina de San Miguel, donde perdieron la vida el pasado 8 de diciembre tras registrarse un fatal incendio en sus instalaciones.
El centro penitenciario albergaba a 1900 reclusos. Sin embargo, su capacidad real es de apenas mil personas, reseñó el portal de la agencia EFE. Ricardo Lagos ex presidente de Chile Hizo hincapié que durante su gestión se habría prometido la construcción de al menos 10 cárceles y sólo se llevaron a cabo tres.
 En Estados Unidos, el estado de California uno de los estados con una alarmante crecimiento de la población donde sus cárceles alojan el doble de presos de su capacidad. Simbolizan desde hace décadas los fallos de un sistema obcecado en construir más cárceles para más presos.
El crecimiento de la población encarcelada comenzó hace unos treinta años. “El énfasis estaba en el castigo, no en la rehabilitación”, explicá Amanda Petteruti, investigadora y analista político estadounidense. Los esfuerzos de lucha contra la droga y el crimen coincidieron con un cambio en la filosofía, más centrada en largas sentencias. Desde entonces, el número de norteamericanos en prisión no ha hecho más que aumentar. En 2008, el Pew Research Center revelo que uno de cada cien estadounidenses está entre rejas.
Estados Unidos cuenta con prisiones privadas: Gracias a las cárceles de empresas privadas, el estado ahorra costos y tiempo en proyectos legales, la búsqueda de financiación y terrenos o los permisos para construir. “La realidad, a largo plazo, es que sale más caro”, afirma Petteruti. Las prisiones privadas cobran al estado por preso alojado.
La acogida de presos procedentes de otro estado es otra forma de ingreso. Ante la aculturación de las cárceles de California, Arizona, Georgia o Louisiana, se traslada a los presos a otros estados. Lejos quedan sus abogados, familia y cualquier recurso que ayudara a su re inserción.
“Es un círculo vicioso, porque cuanto más construyes, más presos puedes alojar. Esto sólo se rompe si no queda dinero para financiar el sistema y te ves obligado a buscar alternativas. Ahora piensan en quién pueden soltar”, cuenta Petteruti.
Estados unidos busca un cambio en su sistema penitenciario.
El CDCR (California Departament of Corrections and Rehabilitation)
Ha dejado de contar con el estado para obtener recursos. Sus cómplices ahora son centros educativos como la Universidad de San Diego o el Centro de Justicia Criminal, con programas de apoyo para presos recién liberados.
El cambio de sistema también quiere centrarse en el momento antes de entrar en prisión. “Hemos encontrado presos que estarían mucho mejor rehabilitados de no haber entrado en la cárcel”, argumenta Petteruti. El estado de California, incapaz de afrontar el costo de las prisiones, cambió hace dos años la legislación.
El estado se centra desde entonces en lograr sentencias sobre aquellos detenidos que supongan mayor riesgo para la sociedad, y dar otra solución a presos con mayor probabilidad de rehabilitarse mediante libertad condicional.
Noruega es uno de los países con la mejor calidad de vida,  menor índice de criminalidad y también con un porcentaje bajo de reincidencia, esto se debe, según ellos, a que su programa de reinserción social es “el más humano”.

En Halden una ciudad y un municipio en el condado de Østfold, Noruega. Se encuentra la segunda prisión, pero es la más lujosa, con una capacidad de 252 presos, cuenta con cuartos individuales que tienen su propio baño y TV de plasma, incluso ventanas sin rejas. Además de tener gimnasio, cocinas de alta gama cada 15 celdas y áreas de descanso, biblioteca, áreas de recreación, estudio de grabación y un amplio patio que parece más bien una galería de arte.
El sistema penitenciario de Noruega es uno de los más cómodos del mundo. No existe la pena de muerte y la condena máxima es de 21 años (con posibilidad a extenderse en bloques de 5 años) Artículo publicado en The foreign policy.
En Noruega, la rehabilitación es el principio guía, no el castigo. “Ambos, sociedad e individuo simplemente tienen que poner de un lado sus deseos de venganza y no enfocarse en las prisiones como lugares de castigo y dolor,” dice un oficial del sistema penitenciario al Daily Mail.
Privar a una persona de su libertad por un período de tiempo es castigo suficiente en sí mismo sin necesidad alguna de condiciones duras en prisión.”
Tomando de ejemplo a Noruega se podría afirmar que la educación de los presos forma un papel importante para la rehabilitación de ellos en la sociedad y una mejor manera para terminar con la congestión de las cárceles. Retomar el principio de que las cárcel están hechas para rehabilitar y no castigar, pero eso de pende de la conducta colectiva e individual.
Camila Giménez

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