La
población carcelaria subió un 600% desde 1963 hasta el 2011 en Uruguay.
Según
Álvaro Garcé, comisionado penitenciario,"¿Qué ocurrió en materia de
seguridad? Teníamos indicadores que hasta 1970 o 1980 eran comparables con los países
más avanzados de Europa Occidental. Hoy hemos aterrizado bruscamente en los
mismos índices de la región y, en algunos casos, estamos peor”, "Hoy
tenemos, según el último censo más de tres millones de habitantes. Y hay 9.300
personas encarceladas. Es decir, ante un crecimiento vegetativo de la población
que no supera entre el 15% y el 20% tenemos un 600% más de personas privadas de
libertad. Es decir, más delitos que, por lo general, tienden a ser más
violentos", gráfico Garcé.
Del 22
al 27 de marzo del 2009 un enviado especial de la ONU Manfred Nowak llegó a
Uruguay para hacer un reporte sobre la situación carcelaria del país “Las
condiciones de detención en las cárceles han ido constantemente empeorando
durante los últimos años. Esta preocupación ha sido expresada reiteradamente
por el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, e incluso ha
sido reconocida por el Gobierno en 2005, cuando declaró un estado de emergencia
humanitaria debido a la situación de las cárceles. Existe una necesidad urgente
de tomar medidas contra dichas violaciones de derechos humanos a gran escala.”,
“En algunos módulos de ComCar, donde el número de reclusos es cinco veces
superior a su capacidad, los detenidos son alojados en condiciones deplorables,
en celdas sobre pobladas que no tienen las instalaciones sanitarias adecuadas
ni lugares para dormir. Asimismo, la situación de violencia ínter-carcelaria es
alarmante, ya que durante 2009, tres personas han muerto dentro del
establecimiento”.
Comparando
las cárceles de países como Chile, Estados Unidos y Noruega veremos las
diferencias que estas tienen.
Según el
informe de ONU, Chile es el segundo país de la región con más población
carcelaria por habitantes después de Estados Unidos y el hacinamiento en
algunos centros penitenciarios alcanza el 300 por ciento.
Chile tiene una estadística de doscientos
presos por cada mil habitantes. No es de sorprenderse tampoco que las
condiciones en la prisión sean deplorables, ocurre en tantos países de
Latinoamérica donde los reclusos deben compartir minúsculos espacios para hacer
sus necesidades básicas y hasta compartir las piezas para dormir con número en
personas superior a las que fueron creadas para mantener e incluso muchos
duermen los baños o pasillos por no tener espacio.
— Las
cárceles chilenas, con 53.000 reclusos, sufren de una sobre población de 70%,
en una situación que "no resiste más" y es una "vergüenza"
para Chile; afirmó el presidente Sebastián Piñera, tras la muerte de 83 presos
por el incendio en un penal de Santiago el día 10 de diciembre del 2010.
El
ministro de Justicia, Felipe Bulnes, reconoció que los presos chilenos padecen
una “situación infrahumana” en las cárceles de su país. Endosó al hacinamiento
carcelario la razón del fallecimiento de 81 reclusos de la cárcel santiaguina
de San Miguel, donde perdieron la vida el pasado 8 de diciembre tras
registrarse un fatal incendio en sus instalaciones.
El
centro penitenciario albergaba a 1900 reclusos. Sin embargo, su capacidad real
es de apenas mil personas, reseñó el portal de la agencia EFE. Ricardo Lagos ex
presidente de Chile Hizo hincapié que durante su gestión se habría prometido la
construcción de al menos 10 cárceles y sólo se llevaron a cabo tres.
En Estados Unidos, el estado de California uno de los
estados con una alarmante crecimiento de la población donde sus cárceles alojan
el doble de presos de su capacidad. Simbolizan desde hace décadas los fallos de
un sistema obcecado en construir más cárceles para más presos.
El
crecimiento de la población encarcelada comenzó hace unos treinta años. “El énfasis estaba en
el castigo, no en la rehabilitación”, explicá Amanda Petteruti, investigadora y
analista político estadounidense. Los esfuerzos de lucha contra la droga y el
crimen coincidieron con un cambio en la filosofía, más centrada en largas
sentencias. Desde entonces, el número de norteamericanos en prisión no ha hecho
más que aumentar. En 2008, el Pew Research Center revelo que uno de cada cien estadounidenses está
entre rejas.
Estados
Unidos cuenta con prisiones privadas: Gracias a las cárceles de empresas privadas,
el estado ahorra costos y tiempo en proyectos legales, la búsqueda de
financiación y terrenos o los permisos para construir. “La realidad, a largo
plazo, es que sale más caro”, afirma Petteruti. Las prisiones privadas cobran
al estado por preso alojado.
La
acogida de presos procedentes de otro estado es otra forma de ingreso. Ante la
aculturación de las cárceles de California, Arizona, Georgia o Louisiana, se
traslada a los presos a otros estados. Lejos quedan sus abogados, familia y
cualquier recurso que ayudara a su re inserción.
“Es un
círculo vicioso, porque cuanto más construyes, más presos puedes alojar. Esto
sólo se rompe si no queda dinero para financiar el sistema y te ves obligado a
buscar alternativas. Ahora piensan en quién pueden soltar”, cuenta Petteruti.
Estados
unidos busca un cambio en su sistema penitenciario.
El CDCR (California Departament of Corrections and Rehabilitation)
Ha
dejado de contar con el estado para obtener recursos. Sus cómplices ahora son
centros educativos como la Universidad de San Diego o el Centro de Justicia
Criminal, con programas de apoyo para presos recién liberados.
El cambio de sistema también quiere centrarse en el momento
antes de entrar en prisión. “Hemos encontrado presos que estarían mucho mejor
rehabilitados de no haber entrado en la cárcel”, argumenta Petteruti. El estado
de California, incapaz de afrontar el costo de las prisiones, cambió hace dos
años la legislación.
El
estado se centra desde entonces en lograr sentencias sobre aquellos detenidos
que supongan mayor riesgo para la sociedad, y dar otra solución a presos con
mayor probabilidad de rehabilitarse mediante libertad condicional.
Noruega es uno de los países con la mejor calidad
de vida, menor índice de criminalidad y también
con un porcentaje bajo de reincidencia, esto se debe, según ellos, a que su
programa de reinserción social es “el más humano”.
En
Halden una ciudad y un municipio en el condado de Østfold, Noruega. Se
encuentra la segunda prisión, pero es la más lujosa, con una capacidad de 252
presos, cuenta con cuartos individuales que tienen su propio baño y TV de
plasma, incluso ventanas sin rejas. Además de tener gimnasio, cocinas de alta
gama cada 15 celdas y áreas de descanso, biblioteca, áreas de recreación,
estudio de grabación y un amplio patio que parece más bien una galería de arte.
El sistema penitenciario de Noruega es uno de los más
cómodos del mundo. No existe la pena de muerte y la condena máxima es de 21
años (con posibilidad a extenderse en bloques de 5 años) Artículo publicado en
The foreign policy.
En
Noruega, la rehabilitación es el principio guía, no el castigo. “Ambos,
sociedad e individuo simplemente tienen que poner de un lado sus deseos de
venganza y no enfocarse en las prisiones como lugares de castigo y dolor,” dice
un oficial del sistema penitenciario al Daily Mail.
“Privar a una persona
de su libertad por un período de tiempo es castigo suficiente en sí mismo sin
necesidad alguna de condiciones duras en prisión.”
Tomando de ejemplo a Noruega se podría afirmar que la
educación de los presos forma un papel importante para la rehabilitación de
ellos en la sociedad y una mejor manera para terminar con la congestión de las
cárceles. Retomar el principio de que las cárcel están hechas para rehabilitar
y no castigar, pero eso de pende de la conducta colectiva e individual.
Camila Giménez